viernes, 31 de marzo de 2017

Flor, desierto y cardo



La tonada radica en la cadencia
al igual que las letras son reflejo
gestado dentro del alma.

En vibrar de las cuerdas y maderos
nos llevan a los tiempos inmortales
que sacude el interior.

Es aquella mujer que solo baila
para satisfacer su propia causa
quemando nuestras retinas.

Un tempo acelerado nos flagela
y enciende las entrañas con lujuria
desmedida e inmortal.

Si la musa dejase sus motivos
y recluyera toda su pasión…
sería un cuenco vacío.

La Musa, la Mujer tiene tarea;
Ser ella misma:  flor, desierto y cardo.
Parangón incomprensible.

Autor: Jorge de Córdoba

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