reservado a los besos encendidos.
Ahora que tenemos el modelo
buscamos tus temblores y alaridos.
Me gusta que tu busto, en bienvenida,
se yerga de contento y nos incite.
El dulce de la entrada y la salida
ya podemos decirlo: me derrite.
Con el sesenta y nueve prolongamos
los detalles que tienes en tu haber.
Me excita que revientes en reclamos
al temblar sin poderte detener.
Autor: Jorge de Córdoba