de tu naranja dulce acidulada.
Ya tiemblas un suspiro superior
que te enloquece y manda hacia la nada.
Te reclinas y pides cuanto tengo
de forma que acaricio lo que ofreces.
Descubres los placeres si me vengo
despacio a sacudidas y te meces.
No tienes suficiente de la vida
y sabes provocarme gran demencia
elevarte en bajada o en subida
al borde de la dulce penitencia.
Autor: Jorge de Córdoba