me tiene
confundido, enamorado.
Con verte
acariciando tu costado
hacemos del
amor un solo idioma.
Mis dedos se
deslizan por el monte
en busca del
suspiro delator
que llega
con temblores y estertor
invitando a
que coma en tu horizonte.
Después de
que me embriago con la sal
dedicas tu
faena deliciosa
demostrando
el por qué te llamo diosa
a la hora de
brindarme tu panal.
Autor: Jorge
de Córdoba