Dibujando a besos

Cada rosa recuerda tu fragancia

¿Será que el universo confabula?

Ni la misericordia ni la bula

reduce del camino la distancia.

Cada forma dibuja tus caderas

y todos los sonidos agonizan

¿Será que mis falanges se deslizan

en tu piel, en tus llanos y praderas?

¿Será que todavía se dibujan

mis besos por debajo de tu falda?

¿Comprendes que bebí de tu guirnalda

con deseos que siempre nos estrujan?

Autor: Jorge de Córdoba

Nuestras cadencias

Todavía escribimos las tonadas

en la cumbre dorada de tus senos

con malicias candentes y taimadas

provocando latidos más obscenos.

Ya temblamos tu orgasmo desmedido

con los gritos que nacen y perecen

es tu vientre que yace ya encendido

por los labios que mojan y te mecen.

La tonada se quema tan despacio

que provoca fugaces consecuencias...

el color en tus labios de topacio

me motiva a subir en las cadencias.

Autor: Jorge de Córdoba

Saboreando el segundo

Tus manos contradicen a tu voz

y me llevan directo al paraíso...

así que lentamente me deslizo

con ese movimiento tan feroz

que provoca tu roce mañanero.

Bien sabes que tu aroma me provoca

y te acercas despacio hasta mi boca

exhalando el perfume pendenciero

que nace de tus sales suculentas.

Pretendes que destroce con mis besos

tus candelas. Saldremos más que ilesos

saboreando el segundo en que revientas.

Autor: Jorge de Córdoba

Tu cueva de plata

Con esa mirada de fuego llanero,

tus manos crispadas por cada caricia

declaras que quieres alcanzar primero

el placer sin fondo de nuestra malicia.

Los brazos sujetos, los ojos vendados...

las piernas abiertas, tu pecho desnudo.

Tiemblas en el roce de besos taimados

que graban tus dones en un grito mudo.

Tus muslos se tensan -temblando la espera-

y brindan la fruta color escarlata.

Mi lengua dibuja la fiel escalera

mojando despacio tu cueva de plata.

Autor: Jorge de Córdoba

Romance bachiller

Me pregunto si tiemblas de placer

o por tanta caricia en contrabando

Si tan solo pudieses contener

en grito de tu cuerpo dulce y blando.

Respira, que el maestro nos observa

y puede detectar mis parpadeos.

Bien sabes que la sangre se me enerva

si puedo percibir tus mil jadeos.

Mi mano, por debajo del pupitre,

acepta que te viertas suculenta.

Entonces ya recibo tu salitre

que palpo de manera cauta y lenta.

Autor: Jorge de Córdoba

Feroz corsario

Si la noche sacude tus entrañas

y tiemblas con mis dedos en tus manos

Yo creo que te mientes, que te engañas

si palpas mis caricias en tus llanos.

Si respiras pasiones desde lejos

y tus jugos me sienten más prendido

sabrás que ya traspaso los espejos

y robo tus jadeos cual bandido.

La humedad en tus sábanas delata

nuestro juego candente sin horario.

Retienes la ternura que me mata

y me acusa de ser feroz corsario.

Autor: Jorge de Córdoba

Diosa amante

Existe una razón que nos sublima...

que se expande en el pecho con ardor.

Sentimos que nos quema y que germina

la descarga prendida del amor.

Acaso es pesadilla recurrente

pero tus labios buscan ese beso

que derrita los miedos de tu mente

y permita que entregues tu cerezo.

El rocío que brota en tu montaña

es canto de sirena extravagante.

Me atrapaste en la dulce telaraña

transformando mi diosa en una amante.

Autor: Jorge de Córdoba