Tus gotas de mujer

Te pregunto si quieres se destroce

el silencio que impera en la tarde...

El placer que tu cuerpo desconoce

me quema las entrañas y nos arde.

Recorrer con mi lengua la manzana

que expone las semillas del anís

es sentir el temblor de la campana

cuando grita de júbilo el país.

Provocar con mis dientes tus alientos

reservados a tiempos de placer...

es contar por los miles y los cientos

el rocío en tus gotas de mujer.

Autor: Jorge de Córdoba

Un sentir que perece

Si crees que perece el corazón

al ver que su fragancia es tan difusa

me digo que te otorgo la razón

al comprender que muere nuestra musa.

Resulta que el mutismo de mi parte

ocultó a sus ojazos opalinos

el color del pendón, del estandarte

que blandieron sus notas y mis trinos.

Me conforta que exista tal mujer

que inspira, que motiva, que enloquece.

No presumo que pueda comprender

un sentir florecido que perece.

Autor: Jorge de Córdoba

Tu piel

En las estrellas busca inspiración

el poeta y el loco de las cartas.

Entonces, cuando llegues, cuando partas...

en tu piel se consume la abrasión.

Escuchar en tu aliento la explosión

por cuanto te sujetas y te apartas;

por cuanto me libertas y te ensartas;

es un resucitar en la ocasión

que temblamos con fuerza en el espasmo

uniendo sutilezas y locuras

al desatar las sales del marasmo.

Con caricias pasadas y futuras

palpamos el presente de un orgasmo

atrapado en tu piel y las cinturas.

Autor: Jorge de Córdoba