que puedo olvidar
el sabor de tu piel.
Me paso las jornadas
acariciando tu contorno en el aire.
El sabor acidulado de tu miel
ya enloquece mis sentidos
e inunda cada célula en lujuria.
Es mentira
que dejo de pensar
en tu tez enrojecida
cuando entregas tu secreto
apostándonos la vida.
Es mentira
que me puedo contener...
y cual suicida
me lanzo a las calles
oteando tus aromas
y absorbiendo toda brama.
Autor: Jorge de Córdoba