Quemaremos las sábanas

Me desperté sorbiendo tus temblores,

narrados en "cantar de los cantares"

Así... que conquisté de tus sabores

los más dulces candores en tus mares.

Tu piel, con el carmín azucarada,

se estremece al cariño de mis dientes

Mi barco se sumerge en tu ensenada

y con uñas dibujas lo que sientes.

No contengas tus gritos ni rabietas;

liberta lo que guardas en tu mar.

Quemaremos las sábanas que, inquietas,

iluminan tus ojos y lugar.

Autor: Jorge de Córdoba

Lo dulce del martirio

La caricia grabada por ardor

en la curva perfecta de tus piernas

es el clímax. Tú sabes, me gobiernas

al vestirte con sales del amor.

Tus manos, en las sábanas prendadas,

invitan a mi lengua con denuedo

a que lleve por dónde solo puedo

desbocar sensaciones profanadas.

El sabor de tu piel es mi delirio

y pretendo catarlo sin cuidados.

Abrimos de la mente los candados

y probamos lo dulce del martirio.

Autor: Jorge de Córdoba

Amante y villano

Un dolor de costillas me despierta

con el aroma dulce de fogata;

la pasión nos revive, pues me mata, 

al ver que tu candela grita abierta.

Nuestra casa parece tan desierta

cuando permanecemos en el nido...

desentrañando fuegos de alarido,

absorbiendo las gotas de tus sales.

Así que derribamos los portales

mojando nuestro lecho ya encendido.

Así se evaporaron nuestros días:

desentrañando límites y rabias.

Vertimos de las mieles -de las savias -

los temblores, las penas y alegrías.

Tus llamaradas siguen siendo mías

y son tuyos mis ratos más profanos.

Marcamos con mis dientes y tus manos

los delicados bordes de tu piel.

En la entrega te sigo siendo fiel

aunque sabes, convivo con villanos.

Autor: Jorge de Córdoba

Roces de fricción

Un aullido de fuego mortecino

se desliza de forma muy sutil...

tus manos estrujaron el atril

inquieta por temblar mientras termino.

Tu vestido resguarda de miradas

indiscretas que busquen entender

el por qué tu color en el arder...

el por qué tus falanges ya crispadas.

Respirabas jadeos de pasión

en tanto que mis dedos estrujaban

las sales que tus labios ocultaban

y delatan un roce de fricción.

Autor: Jorge de Córdoba

El dulce en tu sudor

No existe superficie en tu figura

que se escape a los besos de candela.

Buscaremos tu sal, que siendo pura

se vierte por tu brama de gacela.

El color de tu piel es la constancia

de fuerza desmedida en tus temblores.

Así que se recibe tu fragancia

cuando causamos nuevos escozores.

El grito que retienes por momentos

se te escapa de pronto sin pudor.

Pretendo enloquecerte con tormentos

que acaricien el dulce en tu sudor.

Autor: Jorge de Córdoba