Me desperté
sorbiendo tus temblores,
narrados en "cantar
de los cantares"
Así... que
conquisté de tus sabores
los más dulces
candores en tus mares.
Tu piel, con el
carmín azucarada,
se estremece al
cariño de mis dientes
Mi barco se sumerge
en tu ensenada
y con uñas dibujas
lo que sientes.
No contengas tus
gritos ni rabietas;
liberta lo que
guardas en tu mar.
Quemaremos las
sábanas que, inquietas,
iluminan tus ojos y
lugar.
Autor: Jorge de
Córdoba
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