Pintaron, unos ojos, las candelas
Peregrinas ideas; trecho a trecho
incendiaron mi boca con canelas.
Unos ojos, sedientos de ventura,
pintaron en tu vientre las guirnaldas
que mojaron con fuegos en tus faldas
al subir el calor por la cintura.
Entrega tu suspiro incandescente
el mismo que delata mi sentir.
El poema pretende revivir
temblando en tu rincones y tu frente.
Jorge de Córdoba
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