Todavía escribimos las tonadas
en la cumbre dorada de tus senos
con malicias candentes y taimadas
provocando latidos más obscenos.
Ya temblamos tu orgasmo desmedido
con los gritos que nacen y perecen
es tu vientre que yace ya encendido
por los labios que mojan y te mecen.
La tonada se quema tan despacio
que provoca fugaces consecuencias...
el color en tus labios de topacio
me motiva a subir en las cadencias.
Autor: Jorge de Córdoba
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