Imposible cerrarme las arterias
y cegar mis sentidos frente a ella...
Es grandiosa, es el brillo de una estrella
me derrite en sus formas siempre serias.
Me propongo robarle una sonrisa
de manera que palpe lo que siento.
Pagará lo que roba de mi aliento
al parar los motivos de su prisa.
Su mirada me mata y bien lo sabe,
pues disfruta encenderme las entrañas.
Imposible gritarle: Tu me engañas
en tu mundo, mi mundo, bien que cabe.
Es la dueña del alma, mi Señora
y se impone con solo su mirada.
Me provoca al mostrarse preparada
al andar de manera delatora.
Autor: Jorge de Córdoba
Endecasílabos melódicos
Acentuación, 3,6,10
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