sábado, 27 de agosto de 2016

Tu cielo, mi infierno



Mis palabras encienden tus entrañas...
devuelves el favor en parpadeos
que son como los filos de guadañas
en el alma preñada de jadeos.

¿Y cómo aminoramos la embestida
que nos jala de un vientre embravecido?
Estamos en el fuego y la partida
que ganaste al saberme redimido.

Me bebo de tu cáliz el rocío
acidulado... fuego de lo eterno.
Juntamos mi candela a tu vacío
con tu cielo en las sales de mi infierno.

Autor: Jorge de Córdoba

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