caminamos un tanto a trompicones
y vamos por la copa de pisón
reservado a las ígneas ocasiones.
¡Cuán perfecto es beber de tu mirada
y recobrar las sales consumidas!
En un sorbo en tu boca nacarada
recobramos las fuerzas ya vertidas.
La trama y partitura de tu piel
no tolera demoras por la sed.
Ya llega nuevamente nuestra miel
que quiere sumergirse con tu red.
Autor: Jorge de Córdoba
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