La sangre de tu cuerpo se concentra
en tus mejillas ígneas de pasiones.
El recuerdo de dulces ocasiones
de reunión con la sal que siempre adentra.
El sabor de tu monte se acentúa
cada vez que mi lengua lo acaricia.
El balance de fuerza con pericia
es lo que te enloquece cuando actúa.
Tu aliento y los temblores contradicen
el pacto que tenemos como amantes.
Amanecemos juntos en instantes
dejando que las horas se deslicen.
Autor: Jorge de Córdoba
Es muy excitante
ResponderEliminarLa pasión florece y se incinera cuando encuentra la ocasión y la dulce manera.
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