Los demonios se vienen en los labios,
en los vientres perfectos y
fecundos
soltando una semilla de deseo
más profano y ardiente para mundos
futuros, segregados por personas
ajenas a sentires que, profundos,
desencadenan rabias en los mares…
por amores dementes y rotundos.
Los diablos cortejaron a las hijas
brindando la simiente destilada
antes de ser maldita por los
libros
e ignorancia. Sembraron luz helada
dejando que los hombres decidieran…
Y los hombres temieron a la nada
proscribiendo el amar a rienda
suelta
mostrando que su mente está cerrada.
Los baales cambiaron en su forma
pero no desistieron en su meta:
hacer que nuestro mundo fuese
libre
y volase en los vientos cual
cometa
al estallar en aguas minerales
que fluyen cuando roces a la veta
provocan los temblores de placer…
quitando del espíritu lo asceta.
Autor: Jorge de Córdoba
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