respirando del fuego enardecido
que renace en la noche sin licencia
y se suelta un placer ya desmedido.
Reclamas que se quite lo gentil
y causas la demencia más salvaje.
Quieres que se dispare lo febril
y desgarre lo dulce del encaje.
Los temblores convulsos te delatan
de forma que me llevas por tizones
con tus besos que todo, todo catan
en dulces y dementes abrasiones.
Autor: Jorge de Córdoba
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