Escribo con mis dedos en tu centro
siguiendo ese temblor que se regala
y gozas mi caricia, buena o mala
pidiendo te visite más adentro.
Te volteas girando hacia delante
y subes tu cadera un tanto ansiosa
me regalas tu brama deliciosa
reclamando un concepto más tajante.
Suplicas que mi mano te visite
de forma delicada y más profunda.
Intentas que mi mente se confunda
y motive un gritar en el convite.
Autor: Jorge de Córdoba
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