viernes, 22 de diciembre de 2017

Lo bendito del pecado

El tocar tus columnas abatidas
reptando con deseos tan febriles...
es quemar los maderos y textiles
con sudores, fricciones, embestidas.

El beber de tu fuente inagotable
es tomar lo bendito del bocado
degustando lo dulce del pecado
con la fuerza que grita vulnerable.

El saciar mi lujuria con tus ganas
es llegar al confín de nuestra entrega;
es tomar lo mejor de toda brega
en tus cumbres y sales que ya emanas.


Autor: Jorge de Córdoba

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