Una voz -de caricia incandescente-
llegó por la mañana descuidada.
sacude mis entrañas de repente
incinerando el agua congelada.
Un sonido de miel, cuasi indecente,
recuerda la caricia azucarada
del primer beso raudo, adolescente,
envuelto por la luz de llamarada.
Una voz que sosiega del inquieto
los huracanes turbios de la guerra
a la vez que acelera mis latidos.
Un sonido que causa buen aprieto
y me lleva al confín de nuestra tierra
buscando la caricia en sus sonidos.
Autor: Jorge de Córdoba
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