
La locura de todos los latidos
como muestra y un grato requisito
para reconquistar tus alaridos.
El pálpito salvaje que en tu pecho
se anida, nos demuestra el trepidar
que sientes con la brama del acecho
y roces que pretendes convidar.
Combinamos sonidos con temblores
cuando las bocas queman cada palmo.
Nuestros cuerpos se tornan en tambores
que muestran la verdad de todo salmo.
Autor: Jorge de Córdoba
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