El paraíso quema mis pupilas
como el arca perdida a los mortales.
Emites el perfume de las lilas
en tus pasos perfectos y sensuales...
Contoneos y curvas delicadas
que me invitan a darles atenciones
mas prolijas, perfectas... ¡Desatadas!
con lentas lengüetadas y fricciones.
El color en tu rostro es incitante;
de tal forma que todo se acelera.
Mi dios, que me permite ser amante,
pretende derretirme con tu cera.
Autor: Jorge de Córdoba
Exquisito poema lleno de candores. Muy bello, Jorge. Que tu musa te siga inspirando así. Un abracito tierno.
ResponderEliminarNunca ceja en su empeño... siempre es cálida y con una pincelada de locura.
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