jueves, 27 de abril de 2017

En un primer acto

Si repetir tu nombre es la caricia...
entonces un tocarte es el delirio.
Encuentro con tus ojos la malicia
en tanto te sujetas a mi cirio.

Cambiamos las palabras por el tacto
y volamos a ciegas por tu pelo.
Así se nos termina el primer acto:
levando tus campanas a mi vuelo.

Escribir con mis dientes en tus jugos
y causar tus temblores desmedidos...
Hoy tus piernas las llevo como yugos
en busca de tus pasmos encendidos.


Autor: Jorge de Córdoba

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