acariciando el centro en tus entrañas.
Hoy, que mientras caminas, yo me alejo
ya extraño los temblores y tus mañas.
Acaso intercambiamos cortesías
y de nuestras miradas suculentas
nacieron los pecados y manías
más dulces cuando llegas y calientas.
Te gusta provocarme con tus pautas
y pensarte es erógeno en extremo.
Tus miradas candentes y tan cautas
me cambian en pecado; soy blasfemo.
Autor: Jorge de Córdoba
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