Apuntalé deseos consumidos
y pintaste con ellos a placer,
mis pinceles causaron los sonidos
que nacen en tu cuerpo de mujer.
Quisiste que tocara las llanuras
reservadas a vuelos tempestuosos...
las sábanas rompieron sus costuras
y dimos con tus puntos belicosos.
No importaron las horas consumidas
ni la manera ruda del convite
ofrendaste tu cuerpo a nuestras vidas
logrando que la sal se precipite.
Autor: Jorge de Córdoba
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