Habrá dos universos que se forman
en beso prohibido que se mueve
en un fuego sin fin, sesenta y nueve,
por cuerpos ya prendidos que se norman.
Tus columnas abiertas en temblores
exponen el durazno de la vida.
La noche que se sabe ya perdida
disfruta tus perfumes, tus ardores.
Te prendes a mi fruto con denuedo
en busca de robar los maremotos.
De repente, con gemidos cuasi rotos
te llevo a donde quieres porque puedo.
Autor: Jorge de Córdoba
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