lunes, 29 de agosto de 2022

Nueva penitencia


No existe juramento ni promesa

que valide la apuesta que jugamos.

Las caricias debajo de la mesa

sellaron el encuentro de dos gamos.

 

No conoces mi nombre ni te importa:

lo que buscas es darte sin medida.

Tu falda, que ya sube, pues se acorta

me muestra un laberinto sin salida.

 

En tus ojos se encuentran los destellos

y vierten la lujuria que te prende.

Colocas en mis manos tus cabellos

al sentir que tu mar ahora enciende.

 

Dejas a tus amigas en la mesa

y sujetas mi brazo con urgencia:

Tu brama quedará del todo ilesa...

tu cuerpo gozará la penitencia.

 

Autor: Jorge de Córdoba

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