Pretendo conquistar en tus pilares
el diamante afrutado, el paraíso.
Aquella sensación, los despertares,
reúnen a los dioses en el piso.
Sonríes intentando que el rubor
no delate el latido acelerado.
Mis dedos que recuerdan tu sabor
se agitan como un lobo ya enjaulado.
Apartas el cabello de tu frente
y miras de reojo a mis apuntes.
Te gusta ser del todo sugerente
y ya lo sabes, aunque no preguntes.
Autor: Jorge de Córdoba
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