No pienso describir las maravillas
que humedecen tu ropa en cada encuentro.
No quiero ni pensar en las orillas
del paraíso dulce de tu centro.
Sabes, mi Musa y diosa del deseo,
que los instintos brotan a tu paso.
A tu vera, la vida es un paseo
desde el amanecer y en el ocaso.
Tu sonrisa y la forma que aprisionas
tus labios entre dientes... me revienta.
Ese temblor que llega si implosionas
invita a que te toque, a que te sienta.
Autor: Jorge de Córdoba
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