Expusiste tu cuello a mis colmillos
empujando tus curvas a mi falo
En tu rostro aparecen nuevos brillos
que invitan al placer de un lobo malo.
Hoy quieres que desgarre tu ropaje
y plasme con mis besos el sendero
que resguarda tu ropa con encaje:
despiertas a un salvaje caballero.
Acaricias mi cuerpo con tu espalda
y sujetas mis gónadas con brío...
es tiempo de arrancar tu blusa y falda,
quemaremos la noche con su frío.
Autor: Jorge de Córdoba
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