Dime lo que
consigues descubrir
en cada exhalación
que me provocas.
Mis venas no suponen resistir
y destilan las
gotas, siempre pocas.
Cuando muerdes tus
labios, ¿Qué pretendes?
¿Qué me pierda en
deseos sin control?
Sabes que mi fogata
siempre prendes
con tu boca tocada
de arrebol.
Esas miradas
lánguidas, sutiles,
que lanzas amagando
un parpadeo...
sabes que me
derrite, como a miles,
que al verte se
estremecen en mareo.
Autor: Jorge de
Córdoba
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