Un tiempo de callada admiración
fue verte caminar por la plazuela.
¡Increíble del cómo el tiempo vuela!
el verte es cual problema en solución.
La sonrisa delata tu estrategia:
ya sabes que me tienes embobado.
Ahora que te pones de costado
comprendo que tu sangre es dulce y regia.
Me miras un segundo incandescente
y muerdes ese labio apetitoso...
Mi latido se torna belicoso
en aras de tocarte lentamente.
Autor: Jorge de Córdoba
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