y dejé de contar en
noche buena.
Descubrí que la
Musa me era ajena
y preciso de nuevas
quemaduras.
El metrónomo para
su vaivén
acallando los ritmos
y cadencias
en el amor no
existen diferencias
y nos hace su preso,
su rehén.
Es triste terminar
la sinfonía
de un romance
perfecto e incendiario.
No quise traicionar
ni ser plagiario
y dejé de sentir
que fue tan mía.
Autor: Jorge de
Córdoba
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