Entrecruzas las piernas con descaro
y miras de reojo sutilmente...
intentas provocarme cruel reparo
al besar tu café tan de repente.
Tu pierna se descubre poco más
y disfrutas llenarme de zozobra...
¡Mujer de tentaciones, que jamás
detienes tus danzares de la cobra!
Incluso la manera que sujetas
la vajilla... provoca más latidos.
Tu sabes que me gustas... y me retas
dejando mis versares confundidos.
Autor: Jorge de Córdoba
Ha de estar bueno ese café...
ResponderEliminarEl café de la Musa es fuego y deleite...
EliminarA fin de cuentas; ya veremos.