El dulce de tu amor es el rocío
que nutre nuestros campos de placer.
Empapamos tus gajos de mujer
escapando de dudas y del frío.
Tus temblores me dicen cuanto gozas;
-no es menos mi deleite desatado-
tu cuerpo se derrumba de costado
en jadeos que emites cuando rozas
mi pecho con tus labios ya rojizos.
De momento te sientas a horcajadas
pidiendo que te sane a lengüetadas
y prolonguemos todos los hechizos.
Autor: Jorge de Córdoba
Apasionada inspiración hecha poesía donde el sentimiento se respira a flor de piel en cada verso. ¡Genial! Besos y un abrazo hasta esos lares
ResponderEliminarGracias Tere. Valoro en mucho tu visita y comentario.
EliminarUn abrazote.
Poesía que deja la imaginación encendida...
ResponderEliminarEsa es la intención. Gracias Nini por pasearte entre versares.
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