Acaso tu mirada lo dijera
antes que las palabras fuesen dichas.
Acaso tu sonrisa de pradera
moviese los tableros y las fichas.
Sonríes con mi vida entre tus manos
al robarme del aire su motivo.
Tus ojos me someten, muy ufanos,
atando mi razón: sentirme vivo.
Me sorprende el poder, calor intenso,
que desatas fingiendo indiferencia.
Me conquistas, dejándome indefenso,
al fuego de tu andar y su cadencia.
Autor: Jorge de Córdoba
Justo de eso se trata
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