Tuvimos un magnífico accidente
al topar nuestros hombros en la plaza.
Una diosa aparece de repente
sonriendo su advertencia y amenaza.
Molesta recogiste los legajos
que cayeron al suelo de cantera.
Mi mente, ya perdida en agasajos,
se concentra en tu aroma y la manera
que desafías toda distracción.
Ya tarde, te ayudé con los cuadernos
y sentí ser cadáver en acción
temiendo que los diablos puedan vernos.
Mi sonrojo creciente me delata
y tu gesto patenta la conquista.
El bochorno se crece pues me mata
descubrir que eres mucho más que lista.
Autor: Jorge de Córdoba
Lo describes de una forma muy bonita. Saludos al autor.
ResponderEliminarGracias por pasearte entre versares.
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