Me quemaste en el árbol de la vida
en busca de las aguas que no mojan.
Tus frutos derramaron gotas rojas
en un ritmo candente ya sin prisa.
Tu piel enrojecida por la brama
se tensa y se distiende con locura.
Eres inspiración de regia Musa
cual madera prendida en nuestra brasa.
Permites que mis manos te acaricien
en tanto tus temblores me libertan.
Ahora nuestro instinto nos revienta
dejando que el infierno ya principie.
Autor: Jorge de Córdoba
Estrofas asonantes
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