Su corazón gritaba agonizante
al verla caminar enamorada,
hechizada y feliz con nuevo amante.
Se sumergió de pronto en una nada.
La puerta giratoria de la vida
lo lanzó sin remedio a cruel olvido.
Un callejón, oscuro, sin salida
lo retuvo callado y confundido.
El tiempo como siempre todo cura
y fresca redención toco a su puerta...
se prendó de la fruta más madura
y vertió su rocío en la dulce huerta.
Autor: Jorge de Córdoba
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