El roce clandestino de tu manos
despierta mis instintos esteparios
el alma me galopa, cual corsarios
vertidos en galopes de villanos.
Columnas ya dispuestas al temblor
que rompe discreciones sugerentes.
Pagamos con los cuerpos y las mentes
el saldo que nos deja un nuevo amor.
Las sales derramadas se fusionan
en fuego dibujado en tu cadera.
Perfume, cual aceite de madera
que prende en el segundo que friccionan.
Autor: Jorge de Córdoba
Dos puntos :
ResponderEliminarEl roce clandestino de tu manos.
Que prende al momento que se friccionar.
Escúchalo, me parece que No suena muy armonioso.
Mi muy humilde opinión , porque el versador eres tú y yo tu simple aprendiz.
Excelente observación. La acentuación es imperfecta y merece enmendarse.
EliminarGracias. Saludos.