Perdona que te llame a estas horas.
Si preciso escucharte es culpa tuya.
No creo que el amor nos disminuya
si germina en jardines con sus floras.
Necesito que todos los relojes
detengan su camino en un instante.
Me provoca buscarte como amante.
Lo grito, no me importa que te enojes.
Que mis manos, tus pétalos anhelan
y mis besos reclaman tu sabor.
Recuerdo tu temblar con el ardor
que desatan mis dedos si te celan.
Autor: Jorge de Córdoba
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