La pregunta que flota en el ambiente
es la misma que siempre has tenido:
El sentir es la sal desobediente
que escapa en un momento de bramido.
No eres dueña de aquello que motiva
a arrancarte la ropa en un segundo.
Tu fruta se proclama siempre viva
instando a que la frotes más profundo.
Las falanges te tiemblan sin control
visitando rincones empapados;
Tus labios que ya brillan como un sol
enrojecen al ser estimulados.
Autor: Jorge de Córdoba
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