Estúpida manera de entender
que algunas poesías nos sacuden
las entrañas y pueden encender
las musas, las mujeres, no lo duden.
La miro y me derrite por completo
de manera que tiene el poderío.
Sonríe y me sacude el esqueleto
quemando con un grato escalofrío.
Entiende que su aroma me enloquece...
y si muerde sus labios no hay manera
de escapar, pues mi brama crece y crece
al momento que mueve su cadera.
Autor: Jorge de Córdoba
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