Disfruto los colores de tu piel
cuando cambian el tono por mi causa.
Es un deleite ver temblar sin pausa
tus piernas cuando busco dulce miel.
Perdona que despierte tan temprano
y provoque la fuente de tus ríos.
Bien sabes que tus mares y sus bríos
son la meta de un loco, un escribano.
El suspiro que escapa de tu boca
me incita a perseguir un sueño rojo
así que con tus sales yo me mojo
conquistando los pétalos y roca.
Autor: Jorge de Córdoba
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