Buscaba entre tus pétalos el sol.
Sin duda encontraré los paraísos
encendidos de dulce en tu crisol
quemándonos los cielos y los pisos.
El brillo que resbala por tu monte
perfuma los minutos y las prendas,
expanden con ternura el horizonte
marcado con sudor por dulces sendas.
Respiras mis temblores convulsivos
y ofreces tu cadera a mi demencia.
El néctar y tu sal, mis adictivos,
me crecen sus aromas, cual hortensias.
Autor: Jorge de Córdoba
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