Lo exclusivo no existe en el sentir
al igual que la parra, que silvestre,
no precisa permiso de vivir...
germina, no le importa que se muestre.
Ese suspiro suave y delator
que enciende las entrañas sin mesura
se conoce por gozo en el ardor
que rodea y se crece en la cintura.
Las ganas de perderse en las pasiones
son las mismas que llegan sin aviso.
Es recuerdo de dulces abrasiones
que separa los pies de nuestro piso.
Autor: Jorge de Córdoba
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