Permites que mis ojos te acaricien
entregando tu anuencia a mi delirio.
Me mata tu perfume aroma a lirio
y dejas que tus labios martiricen
mi mente enloquecida de sentires.
Sonríes y dispones de mis flamas
delatando tus planes, lo que tramas.
Bien conoces que mires donde mires
ahí se encuentra el fuego que despiertas.
Me provocas besando tu café
pues muestras a este loco que te ve
que dejas esas piernas cuasi abiertas
y encanten la locura en mis entrañas.
Me lanzas tu mirada de conquista
que llevas como Musa y gran artista...
entiendo que te sobra un par de mañas.
Autor: Jorge de Córdoba
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