No me acostumbro a verme lejos tuyo
extrañando tus manos danzarinas
que buscan los contornos, las esquilas,
y pueden encenderme cual cocuyo.
Gesto provocativo de tu boca
que sabes me desquicia por completo.
Te gusta que me yerga como abeto
y tiente tu faceta cuerda y loca.
Ahora ¿qué prefiere, mi Señora?,
¿qué prenda sus entrañas con ternura...
o simplemente ronde tu cintura
con besos de la flama abrasadora?
Autor: Jorge de Córdoba
No hay comentarios:
Publicar un comentario