lo que buscas callar en tu mirada.
Tus labios se tornean y tiritan
y respiras un tanto atormentada.
Pretendes concentrarte en las tareas
que precisa un trabajo delicado.
Entonces, te sonrojas y mareas
al saber que tu fruto es mi bocado.
El recuerdo de noches incendiarias
consigue que tus ojos se iluminen.
El mismo sentimiento de unas arias
haciendo que tus fuegos ya germinen.
Autor: Jorge de Córdoba
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