Se cuentan los
segundos de agonía
en donde se proclama
-dulce y fuerte-
la sal de la
perfecta y pronta muerte
cuando estallan
tristeza en alegría.
Se juntan los
contrarios en cressendo
quemando las
moléculas de sal...
Cuando se multiplica
su final
con temblores
profundos en estruendo.
Se pintan de carmín
las mariposas
humectadas por
cientos de pistilos.
Al cruzarse la
fuerza de los filos
se derrama el
perfume de las rosas.
Autor: Jorge de
Córdoba
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